ENTREGA DE VOLUNTADES

La palabra Voluntad es del hebreo “Ratsón” que significa “El impulso interno que activa decisiones conscientes”. En griego es “Thelema” del verbo Thelo que es “Querer hacer”. La voluntad es una intención deliberada, programada y calculada. Quién hace Ratsón o Thelema es responsable de su impulso. Voluntad es decisión, control, ley, soberanía. Es la facultad volitiva.

Cuando Dios creó al hombre lo hizo conforme a Su imagen para que tuviera la imagen de Su voluntad. Antes de pecar, Adán y Dios fusionaban en una sola voluntad la de Dios. El estado espiritual del Edén fue el paraíso y el paraíso maneja solamente una sola voluntad la de Dios.

Una sola voluntad se veía en el Edén, ¿Qué pasó cuando Adán pecó? Sacó su voluntad de la voluntad de Dios. ya había dos voluntades en Edén y el Edén no soporta dos voluntades sino una sola, por eso, el pecado de Adán fue un Adán gobernado en su propia decisión. El pecado es independencia de Dios. Adán creó a la humanidad de las voluntades caídas, a las voluntades del Ego. El pecado es una vida extra de Dios.

¿Qué hizo Dios? Expulsó a Adán del Edén porque expulsión es exilio. Al salir el Edén se quedó con una sola voluntad la de Dios. La palabra expulsión es del hebreo “Gerush” que es destierro. Es una excomunión de Dios. Es una remoción. Es un desplazamiento. Dios en Génesis 3:23 hizo un “Hotzí” echo fuera. Al salir se terminó el tiempo de gracia. El tiempo de la inocencia y se activó el tiempo de la conciencia. Adán salió bajo la ruptura y a eso se conoce como “muerte espiritual”. Lo opuesto a ruptura es recobro.

Dios los expulso hacia el oriente del Edén, porque el oriente es la gloria de Dios. Estando fuera del Edén en el oriente significa alejamiento de la presencia y de la gloria de Dios. Adán perdió por Su pecado el acceso al árbol de la vida. Adán pudo conocer a Cristo. Fuera del Edén el estado es estado perdido de los perdidos.

La voluntad tiene la v de vista. Hay dos clases de vistas: la vista del cielo y la vista de la tierra. La de la tierra es un ver inferior. El hombre por ser terrenal solo ve lo que está en frente de sus narices y ahí es dónde pone su voluntad. Su voluntad hace el camino por dónde transita en esta vida. Su voluntad es lineal. No mira hacia arriba. El pecado no deja al hombre ver a Dios. Es como una nube oscura. Si le quitamos el pecado lo ve.

Dios al mirar al hombre caminar en su propia voluntad y perderse, envío a Su Hijo con una voluntad, para recobrar al hombre de vuelta al Edén y ese Edén es Cristo el árbol de la vida. El Hijo trajo a la tierra la voluntad del Padre. Efesios 1.10 dice que el plan de Dios fue reunir a todos en Cristo. Cristo es la reunión de las voluntades lineales. Filipenses 2:5-7 dice que Cristo dejó la forma Dios y tomó por encarnación la forma Siervo y el Verbo en Juan 1:14 se hizo carne (hombre) (humano). Cristo vino a la tierra con la naturaleza del Padre que es divina y al nacer de María vino con una naturaleza humana.

Cristo es la Forma DS: forma Dios y forma Siervo, pero para hacer Su misión de redención dejo la FD y tomó la FS y Romanos 8:3 Dios enviando a Su Hijo en semejanza (FS) de carne de pecado (Hombre) y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne y en Hebreos 9:26 quitó el pecado de en medio.

El hombre en Cristo ya no tiene la traba del pecado. Cristo vino a quitarle la traba para que pueda hacer la voluntad de Dios. El hombre despojado del pecado hace la voluntad de Dios. Cristo creó la formula Vs Voluntad con mayúscula es Dios y con minúscula es el hombre.

Cristo se hizo humilde y obediente ¿Con qué? Con Su voluntad, porque el fue el Cristo Hombre o el Divino Hombre. El hombre en Cristo ya puede entregar su voluntad lineal para ser libre de los errores de la suya propia.

Si es fácil hacer la voluntad de Dios cuando la voluntad del hombre no tiene traba ni pecado en ella. Yahshúa dijo “No vine a hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre que me envío”. Yahshúa vino a encarnar la obediencia perfecta desde su humanidad. Se centró en el propósito de Dios.

Cuando uno entrega su voluntad a la voluntad de Dios se hace una sola y es ahí dónde se cumple la sincronía de “Yo y el Padre somos Uno” (Juan 10:30). La clave de estar en Cristo es la voluntad. Cristo es el evangelio de la voluntad, Juan 6:38 “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.”

La palabra “Mi” es una preposición de pertenencia y ¿A quién pertenece? A tu voluntad, a tu libre albedrío natural. Cuando entregas tu “Mi” voluntad a la de Dios, ya no tendrá tu voluntad activa, sino la de Dios, y ¿Cuál es mejor? ¿La tuya o la de él? Cristo vino a la voluntad del Padre. Cristo recuperó el estado del “Paraíso” y ¿Qué es? Es el estado de las delicias, el estado de la paz.

Al entregarla ya está dentro del Edén y ¿Qué es el Edén? Es un solo Cristo con una sola voluntad. Ya no vio Yo ¿Cuál? El Yo de mi voluntad. Pablo la entregó. Más vive Cristo en mí, ¿Cuál? Su voluntad. El Cristo en mí desplazó a mi voluntad para que se veda una sola. La tuya ya no te sirve. En Cristo ya no tienes libre albedrío natural. Lo tienes a él. Esta es la clave del éxito espiritual. Este es el evangelio de las voluntades entregadas. Esta es la conciencia madura del varón perfecto “Ya no vino en mi voluntad” sino en la de él.

Vivir dentro de la voluntad de Cristo te va mejor. Estás en paz. Estás salvo seguramente salvo. No hagas la tuya porque ya no la tienes. Tienes la de Cristo. Estar en la voluntad de Cristo es estar en sabiduría. Es hacer lo que él ya trazó por Su palabra. No teorices la voluntad, hazla.

¿Quién estuvo en la voluntad del Samaritano? Estivo Cristo. Cristo movió al hombre a salvar al moribundo del camino. Nosotros somos Cristo Salvando. Tú haces la acción, pero Cristo hace el milagro, hace la transformación. Es Cristo haciendo en mí y a través de mí. Yahshúa le dijo al interprete en Lucas 10.37 “Ve y haz tú lo mismo” que hizo el samaritano. Quién no hace no tiene la voluntad de Cristo. No es Cristo. El prójimo no se define por cercanía geográfica o ideológica, sino por compasión activa.

El que tienes bienes de este mundo y ve padecer a su hermano en necesidad en 1 Juan 3:17 y cierra contra el Su (voluntad) corazón, ¿Cómo ha de morar el amor de Dios en él? Esto te confronta el Egoísmo. Tener bienes no es el problema; cerrar el corazón lo es. La falta de amor es la indiferencia consciente de ver y no actuar. Esto fue lo que hicieron el sacerdote y el levita pasando por el camino del moribundo, lo dejaron ahí en esa condición. Eso no es amor.

El amor es un acto de voluntad. No se mide por emociones o palabras, sino por respuesta concreta ante la necesidad. Somos Cristo amando. Cristo no va a bajar del cielo, él ya bajó en ti porque en ti está. La espiritualidad sin compasión activa se convierte en religión vacía.

Yahshúa dijo en Mateo 6:15 “Si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará”. Esto es lo único que Dios no puede hacer, ¿Qué? No te puede perdonar por falta de tu perdón a otro. El que no perdona bloquea el flujo del amor divino. Hace una resistencia interna para no liberarse ni liberar al otro del peso de la ofensa. El perdón es una puerta que se abre en ambas direcciones: al cerrarla, se impide tanto dar como recibir gracia.

Da desde Cristo. Perdona a outro desde Cristo. Solidariza desde Cristo. Ama desde Cristo. Ya no vivo Yo. Vive tu vida desde Cristo. Tu voluntad es un fracaso. La tuya hace reclamos, protesta, ofende, pelea, decide mal, reacciona altaneramente. Va por caminos de muerte. Tú en Cristo ya no tienes voluntad. El espíritu de Cristo es el que produce en ti el querer como hacer milagros con Su voluntad activa.

Entrega tu voluntad a la de Dios y te irá mejor. Estarás haciendo el verdadero evangelio del Reino de Dios. entrégala ahora mismo y quédate sin la tuya y abraza la de Dios. Cuando tú entregas tu voluntad, Dios te entrega la suya. Esto es entrega de voluntades.

*Este documento pertenece a Somos Reino Internacional del Ministerio Mentor Dr. Rey Estrada. Escritor. Teólogo. Mentor del Reino. psicólogo. Puede usarse si copia y pega sin alterar el contenido ni quitar ni agregar. El Autor es el único responsable de presentar defensa de su escrito.  Derecho Reservado.

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